CENIZA EN LOS PLIEGUES

Ceniza

en los pliegues

de mi piel

de mi memoria

ceniza en los pliegues

de tu ausencia.

Hay tantas formas de olvidarte

que has tenido mil rostros

y te busco

entre todas las desterradas

y ellas

con la maldad

de los que ya no existen

me devuelven tu mirada

tan intacta

que parece que nunca hayas visto.

He aprendido

todos los silencios

que te nombran.

He explorado

todas las sombras

que habitas.

He sido
la fingidora.

He sido 
la avara
con la herencia
de tu desanimo.


He sido la testigo,

he sido la prueba,

he sido,

mientras tú

ya no.

Pero siempre vuelves

imperturbable

como la más fiel

de mis fantasmas.

Pero siempre vuelves

imperturbable

como la más cruel

de las torturadoras que alimento

de palabras nunca escritas

y tantas

tantas veces pronunciadas

en habitaciones en las que está prohibido

volver a entrar.

Pero siempre vuelves

y no has vuelto nunca.

Eres la que invento,

eres la que invade el espacio

entre el miedo y el primer paso.

Eres el secreto,

la pesadilla,

la expulsada.

Eres el nudo en la garganta,

eres la voz temblorosa,

eres el silencio más rotundo,

eres la fuerza que empuja y tira,

eres el vaho en el espejo,

eres la corriente de aire,

eres la sombra en la habitación oscura.

Eres la duda.

Y yo…

yo soy la vida

que no tienes,

la mujer que no conoces,

el campo de batalla,

el cuerpo que tiembla,

la voz que pronuncia.

Soy la mujer que no conoces.

Soy los días que llegan.

Soy la que vigila el vuelo

de tus cenizas

en el aire de esta habitación.

Soy la que espera.

Soy la que se niega,

soy la que tiene miedo,

soy la que respira hondo

y lo intenta.

Soy la que observa

su propio rostro

por si algún día

te encuentra.

Soy la que escribe,

soy la que sueña,

soy la que te inventa.