manual de huida.

Tierras movedizas, salto mortal milimétrico, pronunciar las palabras hasta que suenen lo bastante extrañas como para poder demostrar que no sabías lo que decías, medir consecuencias con las palmas de las manos, así, apoyando primero el dedo pulgar y después el meñique y empezar así una coreografía de tus límites, utilizar el silencio como arma arrojadiza, utilizar el silencio para poner a prueba la resistencia de tu retina.

Tragar aire como si fuese agua salada.

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